Reencuentro
sin haberme ido jamas,
y he sorbido, de tu aliento, el dolor,
mi bien, primavera fugaz.
Ahora que traigo a la noche conmigo,
deja que muera la tarde contigo
y has de mi sombra tu abrigo,
y ten mi sonrisa, de implicito amigo.
Inmoviles, para el reloj, escondo los sollozos,
y tienes tu al tiempo adormecido,
y en el cristal que cubre tus ojos
esta el rocнo de otoсo incomprendido...
Mujer, delirio de mi alma,
dame, de tu pecho, el calor,
hazme una tormenta de calma
y guardame en un poema de amor.
Julio C. Bellido
diciembre, 2000
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