Carta a una princesa 2

Deja tu alma, tu mirada y tus pensamientos,
y llevate mis emociones
toma tambien mi sinrazon
y vuela lejos, donde no oiga el latir
de tu corazon.

Y deja musa gris la marca de tu nombre
que aun lloran los poemas que leiste;
ahora que es mustia la ventana de mi calle
y me consume el fuego de tu hoguera...

Deja que vierta mi poema en tu regazo
y encierra mis palabras en una lagrima
que volcare mi alma hacia tu cuerpo,
que volcare mi verso hacia tu amor i.

Hoy, que el viento musita mil poemas en tus labios,
he dejado huir a mis pensamientos
por todo un campo infinito,
pero siempre van hacia ti.

Ya la quietud de tu semblante
se hizo efimera en mi tiempo
y tu mirada embriagante
se hace eterna en mi memoria.

Amanece y anochece,
y el atardecer ensangrentado se lleva tus recuerdos.

Ha de haber llorado el cielo,
esta noche!
ha de haber gemido tristemente!
ha de haber sufrido amargamente!

Por que, de no ser asi,
que melancolia mas profunda
banaria esta taciturna noche?
quizas la muerte,
quizas el olvido...

Julio C. Bellido
junio, 2000


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