Para Raul

    
      
Siempre estoy pensando en ti. Subiendo en el ascensor o andando por la calle – siempre estoy pensando en ti. No me dejas cuando estoy sentada sobre la acera mirando el flujo de las maquinas que corren dando la luz enorme a mis ojos cansados, ni siquiera me dejas estando yo en el tren que me lleva al otro parte del mundo; me acompanas en los paseos por las ciudades ventosas, en las calles nocturnas, en los coches comodos pero siempre tan frios, en cualquier sitio donde tu no estas aunque cada vez te siento como si fueras mi otra mano, mi unica mano, el farol en la carretera abandonada donde yo estoy sin saber adonde ir porque tu no me lo dices, tu no me lo quieres decir y me siento tan perdida y lo unico que pido es – ayudame. Nadie lo puede hacer sino tu, ayudame.

Ahora mismo me has atrapado en una cama desconocida, hago esfuerza para despegar los ojos que no se por que razon pero me dulen tanto, apoyo el codo izquierdo sobre el borde de la cama y ni cuenta me doy donde puedo estar; el techo tan blanco, la ventana entreabierta, que frio hace, dios mio, una habitacion oscura oliendo muy grato, los pasos timidos, pasos ajenos, y me pongo a recordarlos, esos pasos de ayer, pasos serenos pero muy duros y valientes, muy parecidos al sonido que hace el piano con la tecla que no suena mas. Que noche de maravilla aunque hace frio, muy frio, dios mio, debe ser medianoche ya, me voy, tengo que irme aunque ni idea tengo adonde.

Cierro la puerta y doy la espalda a esa habitacion extrana, a esas unas horas que pase sin pensar en ti haciendo las referencias a unos momentos mas dulces; bajo las escaleras y aqui estoy, siempre contigo estoy en esa oscuridad absoluta que no sabe que tu eres la unica luz que me importa. Y el viento del otro otono me suelta las manos.

Meto mi mano derecha en el bolso para averiguar si tengo tabaco. Claro que lo tengo, siempre lo tengo y otra vez le doy mil gracias porque solo el, este maldito tabaco es capaz de calmarme, de secar mis lagrimas con su humo y yo siento como el dulce veneno empieza a circular por mis arterias. Me acuerdo de un dia cuando estabamos paseando por una de las calles de un barrio desconocido adonde nos hemos escapado de una tertulia mas aburrida y cuando se puso a llover, comprendi que me falta el tabaco. Quieria que me dieras tu permiso para robar un par de “esas cosas” de tu bolsillo pero tu me dijiste que no lo puedo hacer, porque tengo que saber que a partir de este momento tu eres el unico veneno que pueden besar mis labios. Y ahora siempre estoy pensando en ti, y cuando beso un cigarillo pienso en ti aun mas. Dame la direccion porque tu lo sabes y yo no lo se, porque tu eres fuerte y yo nada de eso, ayudame.


Dios mio, que frio hace, pero no, no me importa porque te siento entre mis pestanas, entre mis dedos te siento como si estuvieras aqui de verdad, como si me tocaras la muneca y casi llorando estoy, como si los pasos mios fueron los tuyos, como si esta noche de no direccion ni final fuera nada mas sino el cristal fragil pero completamente nuestra.

No me dejas, nunca me dejas y yo te suplico que me ayudes,  que me dejes en paz que quiero vivir sin tu respiracion dentro de mi pecho, sin tus palabras que me despiertan y no se saben convertir en nada mas sino palabras, palabras, oidos sordos que no me permiten entrar a su dentro, ni preguntarte a ti si me oyes, ni saber si al menos una vez de esas mil veces has probado el sabor de mis lagrimas.

El farol en la calle donde vivo se queda asi sin moverse ni cruzar una palabra. Muerta y miserable miro tus ventanas que estan cerradas porque esta noche de hoy hacia muy frio. Abro la puerta y doy la espalda a todo el mundo que se queda tras de nosotros. Y la unica luz que me vuelve a vivir es tus manos que me estan abrazando con fuerza. PERDONAME.


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